22 may 2009

EN MEMORIA DE MI COMPADRE


Nunca hubiese querido escribir estas lineas, porque ello significaba que tu, compadre, (otro que se me va) ya no estarias con nosotros, que nos habías dejado para irte a la casa del Padre Eterno, a encontrarte con Cristo Rey, con la Virgen de la Estrella, con nuestro compadre Fernando, con Julio, con Rogelio, y con algunos otros de la Hermandad.
aunque se podía esperar, por la terrible enfermedad que, ejemplarmente has padecido y sufrido, nuestro deseo de que estuvieses con nosotros mucho más tiempo, podía más que la realidad de tan duro padecimiento y eso ha hecho que me cueste tanto trabajo escribirte.
Lo he tenido .....que superar, porque Cristo Rey y la Stma. Virgen de la Estrella me han dado las fuerzas necesarias. Pero escribo con un gran dolor. Eres el segundo amigo, además de compadre, que se nos va a los cielos, y el segundo en quince días tristes, muy tristes y duros para mi y para la Hermandad, nuestra Hermandad de toda la vida.
En mi mente acuden infinidad de recuerdos y es que hemos compartido muchas cosas en la vida.
Hemos participado de alegrias, de buenos ratos, de penas, llantos, dolor; hemos sufrido y disfrutado en muchas ocasiones; nos hemos emparentado; somos casi algo más que familia.
Desde que eramos muy jóvenes, estuvimos juntos en muchas cosas, Acción Católica; Sección Juvenil, Hermandad, etc.; casi conocimos a nuestras respectivas al mismo tiempo y casi en las mismas fechas empezamos a salir con nuestras novias, y casi al mismo tiempo, los primeros besos, los bailes, las ferias, las salidas en parejas con grupos de amigos.
Nos casamos con cercanias de fechas; compramos nuestro primer piso en el mismo bloque de viviendas, muy cerca uno del otro; nuestros hijos han nacido con pocas fechas de diferencia; hemos sido compadres, incluso nuestros hijos mayores tambien lo son entre ellos. Como decía antes, toda una vida juntos.
¡Cuantos recuerdos inolvidables durante toda ella!.
Manuel, compadre, te vamos a echar mucho de menos. Todos.
Tu familia, (tu mujer Mª Angeles, tu hermana Mari, tus hijos Manolo y Mª Angeles y tus nietas Isabel y Maria), tus amigos, (Paco, Juan Miguel,…) tus compañeros de instituto, tus hermanos en la Hermandad, y sobre todo en la Junta de Gobierno, y por supuesto mi familia, mi mujer, mis hijos, y yo.
Has sido una buena persona y has dejado un buen numeros de amigos y cofrades que siempre te vamos a recordar y a llevar en nuestros corazones, así como a compañeros de trabajo que tanto te recuerdan y tanto te apreciaban.
Estoy seguro de que, en cuanto has llegado a los cielos, has preguntado por nuestro compadre Fernando, que ha salido a recibirte en cuanto San Pedro, una vez cumplido los formalismos, le ha dejado y los dos os habeis fundido en un fuerte abrazo. Enseguida ha llegado también Julio y los tres, juntos de nuevo, habeis ido al encuentro de Cristo y Maria y, entre los tres, le habéis pedido y rogado por todos nosotros, los que nos hemos quedado aquí. Le habéis pedido por la Hermandad, por nuestra querida Hermandad a la que llevamos en nuestra sangre, y especialmente por vuestra familias.
No me cabe la menor duda de que, desde allí, sereis fieles intercesores ante nuestros amados titulares, Cristo Rey. Ntra. Sra. De la Estrella y San Juan Bta. De La Salle, para que nos ayuden y estén siempre con nosotros.
Pero también te quiero pedir, compadre, que cuides de todos nosotros, de tu familia, de tus compadres y comadres, de tus amigos, de la Hermandad, de tus compañeros de trabajo, en definitiva de todos. Ah, y que no nos olvides desde el cielo, al igual que nosotros tampoco te olvidaremos desde la tierra.
Hasta siempre y un fuerte abrazo, compadre.
MANUEL SERRANO JIMENEZ

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