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Nunca hubiese querido escribir estas lineas, porque ello significaba que tu, compadre, (otro que se me va) ya no estarias con nosotros, que nos habías dejado para irte a la casa del Padre Eterno, a encontrarte con Cristo Rey, con la Virgen de la Estrella, con nuestro compadre Fernando, con Julio, con Rogelio, y con algunos otros de la Hermandad.
aunque se podía esperar, por la terrible enfermedad que, ejemplarmente has padecido y sufrido, nuestro deseo de que estuvieses con nosotros mucho más tiempo, podía más que la realidad de tan duro padecimiento y eso ha hecho que me cueste tanto trabajo escribirte.
Lo he tenido .....que superar, porque Cristo Rey y la Stma. Virgen de la Estrella me han dado las fuerzas necesarias. Pero escribo con un gran dolor. Eres el segundo amigo, además de compadre, que se nos va a los cielos, y el segundo en quince días tristes, muy tristes y duros para mi y para la Hermandad, nuestra Hermandad de toda la vida.
En mi mente acuden infinidad de recuerdos y es que hemos compartido muchas cosas en la vida.
Hemos participado de alegrias, de buenos ratos, de penas, llantos, dolor; hemos sufrido y disfrutado en muchas ocasiones; nos hemos emparentado; somos casi algo más que familia.
Desde que eramos muy jóvenes, estuvimos juntos en muchas cosas, Acción Católica; Sección Juvenil, Hermandad, etc.; casi conocimos a nuestras respectivas al mismo tiempo y casi en las mismas fechas empezamos a salir con nuestras novias, y casi al mismo tiempo, los primeros besos, los bailes, las ferias, las salidas en parejas con grupos de amigos.
Nos casamos con cercanias de fechas; compramos nuestro primer piso en el mismo bloque de viviendas, muy cerca uno del otro; nuestros hijos han nacido con pocas fechas de diferencia; hemos sido compadres, incluso nuestros hijos mayores tambien lo son entre ellos. Como decía antes, toda una vida juntos.
¡Cuantos recuerdos inolvidables durante toda ella!.
Manuel, compadre, te vamos a echar mucho de menos. Todos.
Tu familia, (tu mujer Mª Angeles, tu hermana Mari, tus hijos Manolo y Mª Angeles y tus nietas Isabel y Maria), tus amigos, (Paco, Juan Miguel,…) tus compañeros de instituto, tus hermanos en la Hermandad, y sobre todo en la Junta de Gobierno, y por supuesto mi familia, mi mujer, mis hijos, y yo.
Has sido una buena persona y has dejado un buen numeros de amigos y cofrades que siempre te vamos a recordar y a llevar en nuestros corazones, así como a compañeros de trabajo que tanto te recuerdan y tanto te apreciaban.
Estoy seguro de que, en cuanto has llegado a los cielos, has preguntado por nuestro compadre Fernando, que ha salido a recibirte en cuanto San Pedro, una vez cumplido los formalismos, le ha dejado y los dos os habeis fundido en un fuerte abrazo. Enseguida ha llegado también Julio y los tres, juntos de nuevo, habeis ido al encuentro de Cristo y Maria y, entre los tres, le habéis pedido y rogado por todos nosotros, los que nos hemos quedado aquí. Le habéis pedido por la Hermandad, por nuestra querida Hermandad a la que llevamos en nuestra sangre, y especialmente por vuestra familias.
No me cabe la menor duda de que, desde allí, sereis fieles intercesores ante nuestros amados titulares, Cristo Rey. Ntra. Sra. De la Estrella y San Juan Bta. De La Salle, para que nos ayuden y estén siempre con nosotros.
Pero también te quiero pedir, compadre, que cuides de todos nosotros, de tu familia, de tus compadres y comadres, de tus amigos, de la Hermandad, de tus compañeros de trabajo, en definitiva de todos. Ah, y que no nos olvides desde el cielo, al igual que nosotros tampoco te olvidaremos desde la tierra.
Hasta siempre y un fuerte abrazo, compadre.
MANUEL SERRANO JIMENEZ
aunque se podía esperar, por la terrible enfermedad que, ejemplarmente has padecido y sufrido, nuestro deseo de que estuvieses con nosotros mucho más tiempo, podía más que la realidad de tan duro padecimiento y eso ha hecho que me cueste tanto trabajo escribirte.
Lo he tenido .....que superar, porque Cristo Rey y la Stma. Virgen de la Estrella me han dado las fuerzas necesarias. Pero escribo con un gran dolor. Eres el segundo amigo, además de compadre, que se nos va a los cielos, y el segundo en quince días tristes, muy tristes y duros para mi y para la Hermandad, nuestra Hermandad de toda la vida.
En mi mente acuden infinidad de recuerdos y es que hemos compartido muchas cosas en la vida.
Hemos participado de alegrias, de buenos ratos, de penas, llantos, dolor; hemos sufrido y disfrutado en muchas ocasiones; nos hemos emparentado; somos casi algo más que familia.
Desde que eramos muy jóvenes, estuvimos juntos en muchas cosas, Acción Católica; Sección Juvenil, Hermandad, etc.; casi conocimos a nuestras respectivas al mismo tiempo y casi en las mismas fechas empezamos a salir con nuestras novias, y casi al mismo tiempo, los primeros besos, los bailes, las ferias, las salidas en parejas con grupos de amigos.
Nos casamos con cercanias de fechas; compramos nuestro primer piso en el mismo bloque de viviendas, muy cerca uno del otro; nuestros hijos han nacido con pocas fechas de diferencia; hemos sido compadres, incluso nuestros hijos mayores tambien lo son entre ellos. Como decía antes, toda una vida juntos.
¡Cuantos recuerdos inolvidables durante toda ella!.
Manuel, compadre, te vamos a echar mucho de menos. Todos.
Tu familia, (tu mujer Mª Angeles, tu hermana Mari, tus hijos Manolo y Mª Angeles y tus nietas Isabel y Maria), tus amigos, (Paco, Juan Miguel,…) tus compañeros de instituto, tus hermanos en la Hermandad, y sobre todo en la Junta de Gobierno, y por supuesto mi familia, mi mujer, mis hijos, y yo.
Has sido una buena persona y has dejado un buen numeros de amigos y cofrades que siempre te vamos a recordar y a llevar en nuestros corazones, así como a compañeros de trabajo que tanto te recuerdan y tanto te apreciaban.
Estoy seguro de que, en cuanto has llegado a los cielos, has preguntado por nuestro compadre Fernando, que ha salido a recibirte en cuanto San Pedro, una vez cumplido los formalismos, le ha dejado y los dos os habeis fundido en un fuerte abrazo. Enseguida ha llegado también Julio y los tres, juntos de nuevo, habeis ido al encuentro de Cristo y Maria y, entre los tres, le habéis pedido y rogado por todos nosotros, los que nos hemos quedado aquí. Le habéis pedido por la Hermandad, por nuestra querida Hermandad a la que llevamos en nuestra sangre, y especialmente por vuestra familias.
No me cabe la menor duda de que, desde allí, sereis fieles intercesores ante nuestros amados titulares, Cristo Rey. Ntra. Sra. De la Estrella y San Juan Bta. De La Salle, para que nos ayuden y estén siempre con nosotros.
Pero también te quiero pedir, compadre, que cuides de todos nosotros, de tu familia, de tus compadres y comadres, de tus amigos, de la Hermandad, de tus compañeros de trabajo, en definitiva de todos. Ah, y que no nos olvides desde el cielo, al igual que nosotros tampoco te olvidaremos desde la tierra.
Hasta siempre y un fuerte abrazo, compadre.
MANUEL SERRANO JIMENEZ
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